lunes, 29 de abril de 2013

Molinos de viento DESEMPLEO Y SOCIEDAD

Roberto Rodríguez Baños

(AMI) Crece la insolvencia de los usuarios del crédito al consumo [15%, 4 veces más que el PIB] dice Mario Alberto di Costanzo a La Jornada; 165 mil créditos de nómina vencidos, 600 mil personales en situación de morosidad por tasas de interés que llegan al 30% y seguros de desempleo de broma pues cubren solamente tres meses y no el monto total del préstamo, mientras la desocupación, dice el dato de dudosa credibilidad difundido en febrero por Reuters, crece a 4.90%.

Para entender la crudeza esencial del dato, nada mejor que  recurrir aquí a los comentarios que sobre el tema expresa un grupo de expertos* coordinado por Rodrigo Negrete Prieto, entonces coordinador de la oficina de Investigación de la Dirección Técnica, adscrita a la Dirección General de Contabilidad Nacional del INEGI, en ¿Por qué han sido bajas las tasas de desempleo abierto en México?: una guía básica ilustrada Mire usted:

¿Que pasaría si la OIT dejara de considerar como ocupados a individuos que sólo llegaron a trabajar una hora en la semana de referencia? […] el bajo nivel hasta ahora mostrado por la tasa de desempleo abierto en México comparada con otros países, se seguiría manteniendo, aun si no se tomara en cuenta ese criterio. ¿La clave del enigma?, no confundir en el contexto de la realidad mexicana un indicador de equilibrio del mercado laboral con un indicador de bienestar.

Implícitamente [continúa] se asocia al desempleo abierto con el nivel de vida o grado de desarrollo de las naciones, pero en realidad el desempleo abierto tiene que ver menos con la riqueza o pobreza de un país que con la flexibilidad o rigidez de sus mercados laborales y de una correlación de fuerzas, al interior mismo de la Población Económicamente Activa, que le quita o le da peso al segmento laboral organizado […] Cuando se señala el ambulantaje en la calle, la situación es palmariamente visible, pero lo que no se puede dar por sentado o por hecho es que invariablemente de esas situaciones se desprende la intención de un comportamiento vinculante con los mercados de trabajo. Y más adelante puntualiza:

El concepto de desempleo abierto no pretende ser la medida del déficit de oportunidades de una sociedad, sino recoger un comportamiento específico frente a dicho déficit. Es la estructura misma de esa sociedad la que determina qué tan generalizado o no es tal comportamiento. En las sociedades en proceso de desarrollo no es infrecuente que, el desempleo abierto, recoja el comportamiento del sector predominantemente moderno frente a ese déficit; de ahí que ciertamente se imponga  explorar las manifestaciones de otros grupos y sectores cuyas estrategias de supervivencia proceden por otras vías. La elocuencia del siguiente párrafo demoledora:

El desempleo abierto no es una medida del rezago social de un país, así como tampoco los cambios en su tasa significan que necesariamente esté mejor o peor que antes en términos de ingresos: la tasa de desempleo abierto lo único que señala es qué tan lejos o qué tan cerca está una economía de lograr el equilibrio en su mercado laboral. Y, finalmente para nuestros fines, no se es desempleado si no se hace un ofrecimiento activo de ese servicio que le pudiera interesar a un empleador, es decir, si no se busca esa demanda específica. Esta idea que pudiera parecer elemental, se olvida con frecuencia cuando se analizan los indicadores relativos al desempleo, o cuando se identifica indebidamente este fenómeno con otro tipo de carencias, haciéndolo incluso sinónimo de ellas.

Situé usted los conceptos del señor Negrete Prieto en un país donde los temas del empleo y la desocupación no importan a la empresa ni a la burocracia que le sirve en el aparato de gobierno, en una franca alianza contra el único factor imprescindible de la producción, el trabajo, y su principal herramienta para contribuir a la construcción de una sociedad sana, la educación, ¿le dice algo esto en un país cuyos medios diariamente difunden y en su mayoría festinan los recortes al estado de bienestar, la persecución del sindicalismo, la guerra al derecho a la educción como factor indispensable del derecho al crecimiento, la obscena rebatiña por parcelas presupuestales entre partidos y legisladores, la profanación de las leyes, la sacralización del mítico becerro de oro por en cima de las satisfacción de las necesidades de las personas, del grupo, de la sociedad. El riesgo es tanto que no puede ser medido  rrb@red-ami.com

*Juan Carlos Morales León, Josefina Calva Márquez, Guillermo Casillas, Simón Sánchez, Raymundo Martínez Sánchez, José Alberto Gutiérrez Muñoz y María del Carmen Reyes Martín del Campo
http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/contenidos/articulos/economicas/tasas.pdf

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