lunes, 21 de septiembre de 2015

Molinos de viento FRANCISCO Y RAÚL

Roberto Rodríguez Baños 
         
(AMI) Wojtyla colaboró con los ocupantes nazi-fascistas de Polonia y Ratzinger marchó en las filas de las juventudes hitlerianas; cada uno en su momento pretendió someter tanto al insumiso sandinismo que derrocó al somozato como a Cuba la que, dice Guillén, derribó al águila que “voló sesenta años sobre el Maine, en La Habana, la yanqui, traída de Viet Nam”; ambos participaron activamente en la liquidación de la Unión Soviética. Bergoglio saludó el sábado a “la Virgen mambisa” de la Caridad del Cobre.

El papa argentino, que no llega a El Vaticano de las pestilentes páginas del nazi-fascismo sino de la Argentina del [aquí sí] populismo peronista que mandaba barcos cargados de alpargatas para los pobres descalzos de Estados Unidos, como Venezuela envía petróleo barato a los precaristas gringos para que no sufran frío, recuerda que “Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un valor extraordinario como llave entre el norte y el sur, entre el este y el oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí, ‘por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares».

La reanudación de relaciones entre La Habana y Washington, dice, es un signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del «sistema del acrecentamiento universal… por sobre el sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos», decía José Martí.  El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra mundial por etapas que estamos viviendo. Antes, en sus primeras palabras de saludo a Raúl, había expresado: Quisiera pedirle a usted señor presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel.

Del discurso de Raúl: Hemos sabido practicar el axioma martiano de que Patria es Humanidad. Los pueblos de la América Latina y el Caribe se han propuesto avanzar hacia su integración, en defensa de la independencia, la soberanía sobre los recursos naturales y la justicia social. Sin embargo, nuestra región sigue siendo la más desigual en la distribución de la riqueza… gobiernos legítimamente constituidos que trabajan por un futuro mejor, se enfrentan a numerosos intentos de desestabilización.

Hemos seguido con mucha atención sus pronunciamientos. La exhortación apostólica “La Alegría del Evangelio”, acerca de los temas sociales, y la carta encíclica “Alabado Seas”, referida al futuro y el cuidado del planeta y la humanidad, me han motivado profunda reflexión. Como bien su Santidad señala: “La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo”.  Fidel Castro Ruz, en 1992, durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente y desarrollo, en Río de Janeiro, planteó la necesidad de salvar a la humanidad de la autodestrucción, distribuir mejor la riqueza, el conocimiento, la ciencia y las tecnologías, para el desarrollo sostenible, “hacer desaparecer el hambre y no el hombre”.

El sistema internacional actual es injusto e inmoral. Ha globalizado el capital y convertido en su ídolo al dinero. Hace de los ciudadanos meros consumidores. En vez de difundir el conocimiento y la cultura, los enajena con reflejos y patrones de conducta promovidos por medios que solo sirven a los intereses de sus dueños, las corporaciones transnacionales de la información.

La profunda y permanente crisis se descarga con brutal crudeza sobre los países del tercer mundo. Tampoco escapan de ella los excluidos en el mundo industrializado, las minorías, los jóvenes desempleados y los ancianos desvalidos, los que buscan refugio del hambre y los conflictos. Ofende la conciencia humana lo que ocurre con los inmigrantes y los pobres. Estos son los indignados del mundo que claman por sus derechos y el fin de tanta injusticia.

Para conquistar esos derechos, entre otros, se gestó la revolución cubana. Por ellos, reclamó Fidel en su histórico alegato de defensa conocido como La historia me absolverá. Para lograr una sociedad más justa y solidaria hemos trabajado con sumo esfuerzo y asumido los mayores riesgos desde el triunfo revolucionario. Lo hemos hecho bloqueados, calumniados, agredidos, con un alto costo de vidas humanas y grandes daños económicos. Fundamos una sociedad con equidad y justicia social, con amplio acceso a la cultura y apego a las tradiciones y a las ideas más avanzadas de Cuba, de América Latina, del Caribe y del mundo.  

Millones de personas han recobrado su salud con la cooperación cubana: 325,710 colaboradores han trabajado en 158 países; hoy, 50,281 trabajadores cubanos de la salud prestan sus servicios en 68 naciones. Gracias al programa Yo sí puedo, 9 millones 376 mil personas han sido alfabetizadas en 30 Estados; y más de 68 mil estudiantes extranjeros, de 157 países, se han graduado en Cuba. Avanzamos resueltamente en la actualización de nuestro modelo económico y social para construir un socialismo próspero y sostenible, centrado en el ser humano, la familia y la participación libre, democrática, consciente y creadora de toda la sociedad, en especial de los jóvenes.

Santidad: Hemos agradecido su apoyo al diálogo entre los Estados Unidos y Cuba. El restablecimiento de relaciones diplomáticas ha sido un primer paso en el proceso hacia la normalización de los vínculos entre ambos países que requerirá resolver problemas y reparar injusticias. El bloqueo, que provoca daños humanos y privaciones a las familias cubanas, es cruel, inmoral e ilegal, debe cesar. El territorio que usurpa la base naval en Guantánamo debe ser devuelto a Cuba. Otros asuntos deben ser también dirimidos. Estos justos reclamos son compartidos por los pueblos y la inmensa mayoría de los gobiernos del mundo.


Y mientras esos dos hombres dan al mundo tal lección de humanidad, Nestora Salgado y José Manuel Mireles y muchos más permanecen injusta e ilegalmente encarcelados. rrb@red-ami.com http:// http://nrrb.blogspot.mx/

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