Roberto Rodríguez Baños
(AMI) Wojtyla colaboró con los ocupantes
nazi-fascistas de Polonia y Ratzinger marchó en las filas de las juventudes
hitlerianas; cada uno en su momento pretendió someter tanto al insumiso
sandinismo que derrocó al somozato como a Cuba la que, dice Guillén, derribó al
águila que “voló sesenta años sobre el Maine, en La Habana, la yanqui, traída
de Viet Nam”; ambos participaron activamente en la liquidación de la Unión
Soviética. Bergoglio saludó el sábado a “la Virgen mambisa” de la Caridad del
Cobre.
El papa argentino, que no llega a
El Vaticano de las pestilentes páginas del nazi-fascismo sino de la Argentina del
[aquí sí] populismo peronista que mandaba
barcos cargados de alpargatas para los pobres descalzos de Estados Unidos, como
Venezuela envía petróleo barato a los precaristas gringos para que no sufran
frío, recuerda que “Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos,
con un valor extraordinario como llave entre el norte y el sur, entre el este y
el oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los
pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí, ‘por sobre la lengua de los
istmos y la barrera de los mares».
La reanudación de relaciones
entre La Habana y Washington, dice, es un signo de la victoria de la cultura
del encuentro, del diálogo, del «sistema del acrecentamiento universal… por
sobre el sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos», decía José
Martí. El mundo necesita reconciliación
en esta atmósfera de tercera guerra mundial por etapas que estamos viviendo.
Antes, en sus primeras palabras de saludo a Raúl, había expresado: Quisiera
pedirle a usted señor presidente, que transmita mis sentimientos de especial
consideración y respeto a su hermano Fidel.
Del discurso de Raúl: Hemos
sabido practicar el axioma martiano de que Patria es Humanidad. Los pueblos de
la América Latina y el Caribe se han propuesto avanzar hacia su integración, en
defensa de la independencia, la soberanía sobre los recursos naturales y la
justicia social. Sin embargo, nuestra región sigue siendo la más desigual en la
distribución de la riqueza… gobiernos legítimamente constituidos que trabajan
por un futuro mejor, se enfrentan a numerosos intentos de desestabilización.
Hemos seguido con mucha atención
sus pronunciamientos. La exhortación apostólica “La Alegría del Evangelio”,
acerca de los temas sociales, y la carta encíclica “Alabado Seas”, referida al
futuro y el cuidado del planeta y la humanidad, me han motivado profunda
reflexión. Como bien su Santidad señala: “La humanidad está llamada a tomar
conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de
producción y de consumo”. Fidel Castro
Ruz, en 1992, durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente y
desarrollo, en Río de Janeiro, planteó la necesidad de salvar a la humanidad de
la autodestrucción, distribuir mejor la riqueza, el conocimiento, la ciencia y
las tecnologías, para el desarrollo sostenible, “hacer desaparecer el hambre y
no el hombre”.
El sistema internacional actual
es injusto e inmoral. Ha globalizado el capital y convertido en su ídolo al
dinero. Hace de los ciudadanos meros consumidores. En vez de difundir el
conocimiento y la cultura, los enajena con reflejos y patrones de conducta
promovidos por medios que solo sirven a los intereses de sus dueños, las
corporaciones transnacionales de la información.
La profunda y permanente crisis
se descarga con brutal crudeza sobre los países del tercer mundo. Tampoco
escapan de ella los excluidos en el mundo industrializado, las minorías, los
jóvenes desempleados y los ancianos desvalidos, los que buscan refugio del
hambre y los conflictos. Ofende la conciencia humana lo que ocurre con los
inmigrantes y los pobres. Estos son los indignados del mundo que claman por sus
derechos y el fin de tanta injusticia.
Para conquistar esos derechos,
entre otros, se gestó la revolución cubana. Por ellos, reclamó Fidel en su
histórico alegato de defensa conocido como La
historia me absolverá. Para lograr una sociedad más justa y solidaria hemos
trabajado con sumo esfuerzo y asumido los mayores riesgos desde el triunfo
revolucionario. Lo hemos hecho bloqueados, calumniados, agredidos, con un alto
costo de vidas humanas y grandes daños económicos. Fundamos una sociedad con
equidad y justicia social, con amplio acceso a la cultura y apego a las
tradiciones y a las ideas más avanzadas de Cuba, de América Latina, del Caribe y
del mundo.
Millones de personas han
recobrado su salud con la cooperación cubana: 325,710 colaboradores han
trabajado en 158 países; hoy, 50,281 trabajadores cubanos de la
salud prestan sus servicios en 68 naciones. Gracias al programa Yo sí puedo, 9
millones 376 mil personas han sido alfabetizadas en 30 Estados; y más de 68 mil
estudiantes extranjeros, de 157 países, se han graduado en Cuba. Avanzamos
resueltamente en la actualización de nuestro modelo económico y social para
construir un socialismo próspero y sostenible, centrado en el ser humano, la
familia y la participación libre, democrática, consciente y creadora de toda la
sociedad, en especial de los jóvenes.
Santidad: Hemos agradecido su
apoyo al diálogo entre los Estados Unidos y Cuba. El restablecimiento de relaciones
diplomáticas ha sido un primer paso en el proceso hacia la normalización de los
vínculos entre ambos países que requerirá resolver problemas y reparar
injusticias. El bloqueo, que provoca daños humanos y privaciones a las familias
cubanas, es cruel, inmoral e ilegal, debe cesar. El territorio que usurpa la base naval en Guantánamo debe ser devuelto a Cuba. Otros asuntos deben ser
también dirimidos. Estos justos reclamos son compartidos por los pueblos y la
inmensa mayoría de los gobiernos del mundo.
Y mientras esos dos hombres dan
al mundo tal lección de humanidad, Nestora Salgado y José Manuel Mireles y muchos más permanecen
injusta e ilegalmente encarcelados. rrb@red-ami.com http://
http://nrrb.blogspot.mx/
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